Lago Titicaca
Uros, Taquile y Amantaní

El lugar donde nació el Sol

El lago Titicaca es sin duda uno de los patrimonios naturales más importantes de la humanidad. La transcendencia del lago en la cultura andina es inmensa: sus aguas siempre han significado una fuente de vida para los seres humanos, como cuando el día se torna más cálido y crea diversos hábitats que han servido a través de diferentes épocas como el sustento para los seres humanos.

El Titicaca es sustancial en la mitología andina, según la leyenda, de sus aguas emergió Manco Cápac y Mama Ocllo, hijos del dios sol, fundadores del Imperio Inca.

Es el lago más grande de Sudamérica y el lago navegable más alto del mundo (3,812 m.s.n.m.). Perú y Bolivia comparten su soberanía, el lado peruano está poblado de diversas islas, entre las que destacan Amantaní, Taquile (Patrimonio Intangible de la Humanidad), Ticonata, Suasi, Soto y Anapia (islas naturales) y los espacios flotantes creados por los Uros (islas artificiales flotantes) y todas se pueden visitar iniciando el viaje desde la ciudad de Puno.

A través del turismo vivencial, los turistas pueden hacer un auténtico viaje al pasado en estas islas y compartir las experiencias con comunidades indígenas Quechuas o Aimaras, incluso pasar algunos días con ellos y alojarse en sus casas, en medio de paisajes increíbles, gente nativa con coloridos vestidos, ricos en tradiciones y fiestas.

Cerca del puerto de Puno, y hacia la península de Capachica, se encuentra la Reserva Nacional del Titicaca (36,180 ha), un área natural para la protección de extensos totorales y diversas especies de plantas, animales y aves. Es un buen lugar para los observadores de aves (especies de aves endémicas)

Su nombre, Titicaca, profundamente significativo en la mitología local deriva de la voz aimara “Titi” que significa puma, y la voz quechua “Caca” que significa roca sagrada, por el lugar que se ubica en la Isla del Sol.

El lago se encuentra en la meseta del Collao, formando una gran cuenca hidrográfica y constituye el lago navegable más alto del mundo, 3,812 metros sobre el nivel del mar. Posee una extensión de 8,300 Km², de los cuales 4,966 Km² corresponde al Perú y 3,334 Km² a Bolivia. Tiene 195 Km. de longitud y 65 Km. de ancho y llega alcanzar hasta 304 m. profundidad. Presenta numerosos accidentes geográficos, 36 islas, algunas de las habitadas y con restos arqueológicos. (Mapa del Lago Titicaca)

La mayoría de pueblos de la meseta del Collao están vinculados al lago Titicaca, normalmente ubicados en sus orillas o muy cerca de ellos.

Islas en el Lago Titicaca

Islas flotantes de los Uros

Uno de los pueblos preincaicos más primitivos del Perú, de origen de gente feroz y brutal; fueron sometidos por los Incas quienes les consideraron como un pueblo sub humano. Este pueblo vivió en una simbiosis perfecta con el Titicaca y vivieron exclusivamente en islas artificiales que ellos tejían sobre las aguas poco profundas del lago. Como raza pura está extinguida desde mediados del siglo XX, hoy sus descendientes son el mestizaje uro aimara, hablan el aimara, y conservan muchas de sus costumbres ancestrales.

Los actuales uros, habitan en la zona pantanosa de la bahía de Chucuito en el lago Titicaca, muy cerca de la ciudad de Puno, en donde coexisten en una organización política social alejada de las formas tradicionales de una moderna civilización.

Son aproximadamente 63 islas artificiales, cada una habitada entre 3 y 5 familias uro-aimaras, quienes construyen y techan sus casas con esteras de totora, flotando en el Lago Titicaca. Entre las principales islas destacan Kantati, Flamengo, Pachamama, Suma Wiljpa, Tupiri, Santa María, Tribuna, Toranipata, Chumi y Paraíso.

Los uros se denominan ellos mismos kotsuña, “el pueblo lago”, con orígenes que se remontan a épocas anteriores a los Incas. Mantienen la tradición de la pesca artesanal, especialmente del carachi y el pejerrey, así como la caza de aves silvestres. Los hombres son hábiles conductores de balsas de totora y las mujeres expertas tejedoras. El clima frío y seco característico de la región se atenúa gracias a la acción de las masas de agua que se evaporan constantemente.

En algunas de las islas existe una escuela para los niños, y quizás sea la única escuela flotante del mundo. Los niños llegan cada mañana en sus propias balsas que aprenden a tejer desde temprana edad.

Este pueblo ha recibido la influencia de la religión católica, y celebran sus festividades y entierran a sus muertos en tierra firme.

Para visitar las islas de los uros, ubicadas a 5 Km. al este de la ciudad de Puno, debe tomar una embarcación desde el puerto, el tiempo de viaje es en promedio de 45 minutos y el mínimo recomendable para la visita es de 4 horas. Estas embarcaciones realizan un paseo por las diversas islas y se desembarca en algunas de ellas para conocer a sus habitantes y su forma de vida.

Algunos habitantes de estas islas ofrecen la posibilidad de alojamiento en sus viviendas y compartir la vida y costumbres de la comunidad con el visitante.

 

Isla Amantaní

Isla natural habitada por 4,000 habitantes que conforman ocho comunidades, su población es aimara y está dedicada básicamente a la agricultura y se concentra en el pueblo de Amantaní. Las costumbres ancestrales de sus pobladores, la forma de vida, colorida vestimenta, extraordinarios tejidos, y bellos paisajes harán de su visita momentos apasionantes. Al igual que en Taquile, es costumbre de sus habitantes ofrecer su vivienda y alimentos a los visitantes que deseen pernoctar, para compartir las actividades de las comunidades nativas.

La actividad principal de sus pobladores se centra en el cultivo de papa, maíz, oca, quinua, habas y arvejas; la artesanía más representativa está constituida por la textilería y el tallado en piedra.

La isla tiene una extensión de unos 9 Km² y alcanza 4,050 m.s.n.m. en el monte Llacastiti, con una flora que se caracteriza por la presencia de plantas como la muña, kantuta, salvia, tola y patamuña. Amantaní es la isla más extensa que posee el Perú en el Titicaca y también, la que tiene mejores condiciones para la agricultura.

Entre sus atractivos naturales destacan dos miradores en la parte más alta, desde donde se aprecia el lago en toda su extensión, así como sitios arqueológicos prehispánicos, centros ceremoniales y un cementerio de momias.

La isla de Amantaní se ubica a 40 Km. aproximadamente desde el puerto de la ciudad de Puno, desde donde deberá tomar una embarcación para visitar la isla. Normalmente las lanchas que transportan a Amantaní hacen una parada intermedia para visitar las islas flotantes de los Uros.

Turismo Vivencial en Amantaní

La población de Amantaní suma unas 4.000 personas organizadas en 800 familias, repartidas en las ocho comunidades. El turismo es un recurso que se maneja en base a la propiedad comunal, que controla el sistema de transporte en lanchas y botes, los hospedajes, la alimentación y en parte, la artesanía, que está compuesta por tejidos (de similar calidad a los taquileños), el tallado en piedra (proveniente del Llacastiti), algo de destilería y la peletería. Esta última actividad, que toma el insumo de la alpaca, es la que sigue uniendo a los naturales de la isla aún cuando hayan emigrado a distintos puntos del país.

La estadía del viajero en Amantaní le abre la oportunidad de conocer todos estos rescates culturales, guiado por los lugareños, quienes dan la información desde el fondo de sus propias experiencias. La totalidad de los varones de la isla son bilingües, mientras que las mujeres que hablan el castellano están en menor proporción. Como sucede en Taquile, el textil tradicional de aquí es una verdadera maravilla, que se puede reconocer en sus distintas etapas de producción. Llevarse una pieza tejida de Amantaní será una manera de perpetuar la experiencia obtenida en el viaje, y la oportunidad de contar con la expresión de un tesoro ancestral. Los alimentos que se ofrecen en la isla son tradicionales, el viajero nunca recibirá fideos o arroz; siempre pescado del lago, quinua, habas, papas, habas y ocas. Dos días y una noche quizás sean insuficientes: la recomendación es extender la estadía por todo el tiempo que sea necesario para adentrarse en el complejo mundo de una comunidad que está ingresando a un mercado global en base a sus diferencias naturales y culturales.

 

Isla Taquile

La isla de Taquile es cuna de un emprendimiento de turismo vivencial pionero en el Perú. El conjunto muestra una síntesis muy relacionada entre naturaleza, historia y cultura viva. Enmarcada en el maravilloso paisaje del lago Titicaca, la isla exhibe andenes, terrazas de cultivo y centros ceremoniales preíncas. Uno de sus mayores atractivos es la práctica del arte textil tradicional único que ha sido categorizada en 2005 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Taquile es una isla natural en el lago Titicaca, con una extensión aproximada es de 6 Km² y la altitud entre el puerto y el pueblo varía de 3,810 m.s.n.m. a 3,950 m.s.n.m. La temperatura máxima es de 23ºC y la mínima de 7°C, está ubicada a 35 Km. desde el puerto de la ciudad de Puno (3 horas en bote).

Taquile se caracteriza por sus amigables pobladores, quienes conservan costumbres y vestimenta a la usanza tradicional. Destacan los laboriosos y finos textiles con decoraciones simétricas simbólicas, de colores fuertes, que reflejan hábitos y creencias andinas.

En la isla se encuentran vestigios de épocas preíncas que pueden observarse en la parte alta. Durante la colonia y hasta los primeros años del siglo XX, el lugar fue utilizado como prisión política, pero a partir de 1970 pasó a ser propiedad exclusiva de los taquileños.

Turismo Vivencial en Taquile

Taquile es una de las islas del lago Titicaca y sus pobladores integran la comunidad campesina del mismo nombre; ellos son de origen quechua, enclavados en una región básicamente aimara. Hasta la década de 1970, Taquile era una comunidad cerrada al contacto con el mundo exterior. Poco a poco, y mediante el trabajo de entidades religiosas, promotores individuales y organismos no gubernamentales, la comunidad fue abriéndose a un turismo no convencional, que acudía a la isla atraído por la idea de convivir por unos días con los pobladores, aprender de la cultura tradicional y conocer los tejidos.

Actualmente las posibilidades de visitar la isla son múltiples y dependen del tiempo, interés y capacidad de gasto del viajero. Una buena proporción de turistas hacen un recorrido breve, que forma parte de un circuito con otras islas como Amantaní y Uros. Sin embargo, otro número importante elige quedarse a pasar una o dos noches en alguna casa hospedaje familiar, lo que sigue siendo una experiencia muy grata. Subsiste la visita tradicional, que lleva directamente al turista al centro del poblado en el sector de Chuño Pampa, pasando por restos preíncas y permitiéndole observar un entorno paisajístico espectacular.

Recientemente, dos sectores de la comunidad, llamados Huayllano y Collino, han desarrollado un producto distinto, que comienza con una bienvenida en la que se ofrecen muy buenos platos de gastronomía local en un bufet donde se lucen las truchas, las papas, la quinua, las ocas, entre otros productos propios. La visita continúa, guiada por comuneros muy bien informados, y se detiene en los diversos sitios arqueológicos. Allí se realiza un pago a la Pachamama, de importante significado para la religiosidad quechua. El atardecer en el lago regala al viajero imágenes probablemente nunca vistas, que traen un mensaje hipnótico sobre el valor de la naturaleza, en medio de un silencio que llama a la meditación. Luego de una cena ligera, los viajeros son recibidos en las casas familiares, donde los espera el calor de una buena cama y una conversación siempre interesante, antes de descansar.

El gran tema del día siguiente es el conocimiento del tejido tradicional en todas sus fases, así como la posibilidad de adquirir piezas que en verdad son únicas, dentro del vasto mapa del tejido tradicional del sur andino.

El Arte Textil de Taquile

En las culturas quechua y aimara el tejido es un elemento cultural esencial. Prendas tejidas se emplean para transportar semillas y alimentos, abrigarse o llevar a las guaguas. En las relaciones sociales el tejido es un regalo y también, una muestra de estatus social. La antropología ha determinado cómo en las piezas se traman los mundos humano y divino. La tradición textil “escribe” rituales, y ceremonias. El arte textil taquileño se caracteriza por la combinación de colores muy llamativos, con el negro predominante en faldas y pantalones. Las prendas típicas de la isla son las fajas, o chumpis, y los gorros, que son indicativos del estado civil de quien los porta. Hay quien dice que en los bordados está registrada la historia familiar de los tejedores. En 2005, UNESCO otorgó al tejido tradicional taquileño la categoría de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.

mapa de Puno

Guía de Viaje de Puno

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Puno, PE
1:19 am, Nov 8, 2024
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